Aprender a subrayar, ¿realmente sabemos?
Aprender a subrayar es fundamental para estudiar. Si preguntásemos a cualquier estudiante medio si es importante subrayar su material de estudio diría que por supuesto, no lo pondría en duda. De hecho, un paseo por la biblioteca en fecha de exámenes nos mostrará a estudiantes subrayando y subrayando. No obstante, vamos a exponer cómo la mayoría de estudiantes no han aprendido a subrayar correctamente y el por qué es tan importante resaltar bien los textos.
Dos perfiles de subrayado incorrecto
En este sentido, vemos dos perfiles de subrayado predominante que no son correctos y nos dan pistas que hemos de aprender a subrayar mejor:
- El que subraya todo y que básicamente cambia de color las páginas. Este estudiante se suele sentir mejor cuando ve que ciertos adverbios no los subraya, por ejemplo un “además” o “no obstante”.
- El que subraya solo palabras sueltas, y genera para sí mismo la falsa ilusión de que hace un correcto subrayado. Menos es más, pero no siempre.
En cualquier caso, ambos tipos de estudiantes, se reafirman en creer que hacen un correcto subrayado usando una serie de jerarquía de colores para cada tipo de información. Y si es en colores pastel, mejor que mejor. Ciertos blogs, instagrams y videos de youtube han ayudado precisamente a difundir aún más una técnica incorrecta. ¿El motivo? Un subrayado multicolor queda bien en las fotos y nos llama la atención y nos crea una falsa sensación de material bien preparado.
Lo que no estamos criticando aquí es el hecho de subrayar, sino la manera en cómo se está enfocando. Hay muy pocos experimentos que hayan arrojado evidencia de, encarando un examen, las ventajas de subrayar mientras se lee con respecto a solo leer. Es decir, si juntamos a dos grupos de estudiantes y a unos les damos a subrayar el texto y a otros no, sacaran el mismo resultado en el examen.
¿Por qué subrayamos mal?
¿Por qué nos acostumbramos en la Universidad o en las oposiciones a subrayar tanto? ¿Y por qué creemos que es tan efectivo? Es un error que arrastramos de etapas de enseñanza inferiores. Subrayar es muy efectivo como técnica de estudio cuando se “empolla” en un corto periodo de tiempo, tal y como se ha demostrado en varios estudios recientes. Es decir, en materiales de estudio cortos que podemos estudiar perfectamente el día de antes (muy habituales en la ESO o Bachillerato). Sin embargo, este tipo de textos no son habituales en la Universidad, que requiere interiorizar el temario y trabajarlo de forma más dilatada en el tiempo.
Ventajas y desventajas de subrayar los apuntes
No obstante, sí hay una cierta ventaja en subrayar los apuntes. Me gusta citar los experimentos más conocidos llevados a cabo por Blanchard y Mikkelson en “Underlining performance outcomes in expository text” (1987) y el de L. L. Johnson en “Effects of underlining textbook sentences on passage and sentence retention” en 1988 que mostraron que resaltar el texto mientras se lee mejora el desempeño si eres preguntado justamente por aquello que has subrayado. Esto se debe al conocido Efecto Von Restorff: recordamos mejor aquello que destaca sobre el resto. Para echar un jarro de agua fría al lector, la evidencia también mostró que lo que no se subrayó por parte de los estudiantes, al ser preguntados, obtuvieron peores resultados que los que no subrayaron nada del texto.
¿Entonces que tenemos que hacer? ¿Resaltar todo? Está claro que no, porque el fin del subrayado es eliminar aquella información innecesaria del texto y subrayando todo no lo haremos. ¿No subrayamos nada? Tampoco, un subrayado consciente es muy útil para separar el grano de la paja.
Ahora la pregunta es clara, ¿y cómo sé lo que hay que subrayar? Aquí está la cuestión que todo aquel que quiere aprender a subrayar se pregunta. De hecho, Nist y Hogrebe, en “The role of underlining and annotating in remembering textual information” (1987) demuestran que si el texto lo subraya alguien que sabe sobre el temario (supón que tu profesor te da el texto ya subrayado) los resultados aumentan sustancialmente respecto alguien que no subraya el texto o lo hace él mismo.
Mejorar habilidad de subrayar
Por otro lado, algunos experimentos han enseñado a estudiantes cómo aprender a subrayar y así mejorar su habilidad.
- Rickards y August (1975) solo permitieron a los estudiantes subrayar una única frase por párrafo. Esto obligó a buscar la esencia del texto, lo más importante. Esta búsqueda, les permitió en global sacar un mejor resultado respecto los que solo leyeron el texto. Al preguntarse constantemente sobre lo más importante de cada párrafo, prestaron más atención no solo a lo importante, sino también al resto en su afán de discernir qué es lo importante.
- Hayati & Shariatifar en 2009 proponen en Mapping Strategies ir un paso más allá. Antes de subrayar los apuntes los alumnos tuvieron retroalimentación sobre las ideas principales del temario (incluso aportadas por ellos mismos y diciéndoles si eran correctas o no). El resultado fue, de nuevo, una mejor puntuación.
Actitud activa subrayando, lo más importante
La mayoría de textos de estudio no son banales ni con conceptos fáciles de asumir, requieren verlos con cierta perspectiva, involucrarse, pensarlo, entender sus matices. Todo ello, implica una actitud activa de comprensión que al fijarse en solo ciertas partes o palabras subrayadas se pierde y se pasa a una actitud pasiva. Si nos centramos solo en ciertos tipos de subrayados y ya no hacemos ninguna reflexión adicional, se elimina cualquier tipo de trabajo de interiorizar el texto.
Hemos de fomentar que los estudiantes aprendan, no que memoricen. No hemos de fomentar estudiantes que aprueben y olviden. Aprender es interiorizar la información, e interiorizar la información da paso a poder retener más conocimiento.
De este modo, el primer paso para resaltar correctamente los textos es aprender a subrayar bien. Por ejemplo, Fowler & Barker en su estudio “Effectiveness of highlighting for retention of text material” llevado a cabo en 1974 demuestran que ciertos subrayados llevan a los estudiantes a generarles interferencias entre lo estudiando. Esto se debe a que al hacerlo de la manera incorrecta, se generan una serie de conceptos sueltos por el cerebro del alumno que luego no tienen correctamente entrelazados.
Expuesto todo lo anterior, espero no haberte dado la sensación que estamos en contra de subrayar, pues es precisamente todo lo contrario. Estamos muy a favor del subrayado, pero del que se hace correctamente. ¿Enseñamos a subrayar en nuestros cursos? Enseñamos un subrayado consciente que permite resumir correctamente un texto. Con una buena técnica, es un paso indispensable en todo estudiante.
Conclusión
En conclusión, aprender a subrayar es importante. El subrayado es útil solo sí se hace de la forma correcta. De no hacerlo, es principalmente una pérdida de tiempo e incluso puede ser perjudicial, pese a que los estudiantes no sean conscientes.